Este fin de semana ha sido bastante intenso. Como ya dije anteriormente el fin de semana para nosotros
empieza el jueves. Y toca salir. Y salimos. Y bebidos. Y se nos hicieron la una, las dos y las tres... hasta las 8 de la mañana en
le suit club. Así que tuve que volver con toda la prisa del mundo para devolverle el coche a mi padre para que pudiera ir a trabajar (es lo que tiene eso de llevar un coche prestado). Para suerte mía me topo con el atasco matutino de los trabajadores. Cuestión que logro llegar sano y salgo (sino la bronca hubiese sido fina).
Lograda la primera misión, tengo dudas sobre si acostarme o no. Son las 8.30 y a las 11.30 tengo que estar en pie porque he tomado la decisión de ir a clase. Decido dormir. Luego me levanto y a clase de 13.00 a 17.00 lo que me impide hacer siesta para recuperar mis horas perdidas. Por la tarde me voy de birras con los amigos. El estómago me baila el hula-hop a las 8 de la tarde y me tengo que ir a trabajar a Matisse toda la noche con 3 horas dormidas. Acabé bastante agotado.
Con algunas horas más dormidas me levanto el sábado a la una porque hemos quedado para hacer una torrá en casa de un amigo con motivo de su vigésimo cumpleaños. Llego el primero y ahí no había nadie; empiezo a blasfemar en arameo y me toca a mí hacer las brasas porque nadie sabía (de puta madre, se plantea una torrá donde nadie sabe hacer brasas...). Como soy alérgico me pongo fatal de hacer el fuego, tengo bastantes problemas con los humos. Eso sí nos pegamos una fartá impresionante.
Por la noche otra vez a currar, sábado noche. Concierto + época fallera = espalda molida. Se acabó casi todo, fue salvaje. A las 4.30 ya estaban las neveras llenas, el local vacio y todo recogido. Entonces nos quedamos 4 camareros y el
dj a beber. Bueno, soy incapaz de contar cuantos gin-tonics me tomé. Sólo diré que se nos hicieron las 9 de la mañana. Y llamadita al móvil. Mamá: ¿que dónde estoy?
De vuelta a casa, en la autopista, se me cruza un coche que iba super deprisa y me asusto. Pierdo el equilibro y a volar!... Ya estamos otra vez. La moto por los suelos, yo doy cuarenta vueltas de campana por el suelo, me cargo dos conos de obras... Además esta hostia ha sido bastante peor que la otra. Tengo quemaduras en los nudillos, muñecas, rodillas. Tengo un hematóma en la cadera... de puta madre. Eso sí, se me ha ido el pinzamiento que tenía en el cuello, sorprendente. La noche que había empezado con un curro de la leche
acababa en la cuneta de la autopista.
Y qué nos queda. Pues toda una matinal salvaje de jardinero sin dormir nada. Empalmando con la noche anterior podamos todas las tuyas de mi casa y el plumbago. De 10 a 14.30 con un ritmito fresco. Como y a dormir un rato. Luego a urgencias a que me vean las heridas y me las curen.
Mi madre me ha dicho que ya no sabe que hacer conmigo, está un poco desesperada. Yo no sé que decirle...